La Sirenita 2.0
Había una vez, no hace mucho tiempo, una sirena princesa que vivía en su castillo bajo el mar. Ares, que así se llamaba, era feliz, y se pasaba todo el día jugando con sus herman@s y amig@s al World of Warcraft. Un buen día, jugando cerca de la orilla, escuchó a un@s niñ@s reirse y se acercó a ver qué era eso tan divertido. Se escondió detrás de unas rocas para observarlos mejor, y cuál fue su sorpresa al verlos: eran a la vez muy parecidos y distintos a ella. ¡En vez de cola tenían dos cosas como brazos pero más largas, sobre las que se sostenían en el suelo! ¡Y lo que les divertía tanto era una especie de caja de pizza metálica abierta a la que no paraban de mirar y toquetear absortos!
Ares cogió los culos de unas botellas rotas que había cerca para poder ver mejor lo que hacían aquell@s niñ@s y descubrió que se hacían fotografías y las compartían con sus amig@s en Facebook, que aquél curioso instrumento les informaba con tags del agua, los peces, las piedras que había a su alrededor, geolocalizándolo en un Google Map, que escuchaban música en Spotify, veían videos en Youtube, escribían leían en blogs y wikis... Ares pensó que debía ser muy divertido y que le podría servir para aprender mucho, y navegó lo más rápido que pudo hacia palacio, a ver a su padre el rey Azureus, a quien, dicen las malas lenguas, había quien llamaba “La Mula” por lo terco que era.
Agitada todavía por la emoción, Ares le explicó a su padre las maravillas que había visto. Pero terco como era, el gran Azureus le dijo que si quería consultar información, que lo hiciera en el Libro Gordo de Petete, que para eso habían pagado una licencia por él, a pesar de que llegó hasta allí por casualidad, nadie sabe cómo (dicen que lo tiraron desde un barco, pero sobre todo, nadie sabe cómo no se rompió al sumergirse bajo el agua).
Ares contraargumentaba con que le encantaría compartir con el mundo entero todo lo que sabía, y enriquecerse con lo que otras personas compartieran. Pero La Mula, erre que erre, le decía que si quería mandar mensajes al mundo, que los escribiera, los metiera en botellas, y los dejara ir con la corriente. Era el tradicional meme de la botella, que llevaba siglos practicándose en el reino del mar. Ares dijo: “Pero hoy día hay algo para hacer eso que es mucho más rápido y eficiente: se llama Twitter, y sólo se puede entrar con una buena conexión a internet. Además, se pueden hacer millones de otras cosas. Podríamos hacer incluso una página corporativa de palacio a la que la gente acudiera para conocer más sobre tí ”.
Azureus le dijo a la sirenita: “Hija, disponemos de esa tecnología en el castillo, pero no tengo más remedio que cerrártela bajo llave. Puede ser muy peligrosa para tí”. Tal vez tenía miedo de que Ares encontrara en Internet cosas que no le convenían para su edad. O, lo que sería peor: que su pueblo acabara alabando más a su hija que a él mismo.
La sirena, resignada al ver que no había nada que pudiera hacer para que su padre entrara en razón, se fue entristecida a su cuarto. Podía tener lo que quisiera de lo que la gente tiraba al mar, o de los barcos que naufragaban. Pero ante ella se abría un nuevo mar inmenso por descubrir, por el que se podía navegar libremente, sin limitaciones, y no se quedaría contenta hasta que pudiera romper las ataduras que le imponía su padre.
Todo el océano valoraba enormemente el conocimiento de Ares. Cada cosa que ella decía acababa en Meneame. Pero ella no podía menearlo. El rey en especial se sentía muy orgulloso de ella. Pero en cierto modo sólo lo hacía como un modo de darse propaganda a sí mismo, y nunca la dejaba expandirse: si sin medios él estaba siempre en los primeros puestos de los rankings de Technorati, ¿para qué molestarse? Ya era grandecita para sacarse las castañas del fuego.
Pero Ares no se achantaba, y siempre encontraba la manera de dar salida a sus sueños, aunque encontrara las puertas cerradas. Desde aquél día comenzó a dibujar todo aquello que veía y a transcribir hoja por hoja todos sus conocimientos y los de sus amig@s, y en cuanto veía gente en la playa con aquél aparato, les hacía llegar sus experiencias en botellas, en mensajes de 140 caracteres, para que fueran ellos los que las compartieran con todo el mundo.
El rey estaba enterado de lo que hacía su hija cada tarde, gracias a Google Analytics. También sabía que eso le suponía mucho trabajo, y lo que es peor, le provocaba enormes pérdidas de tiempo que de otro modo podría emplear en aprender y aprender. Pero todo eso le daba igual. Así de terco era. Sólo le preocupaban las alabanzas a su persona, los enlaces entrantes a palacio y los meneos a todo lo que decía. No estaba dispuesto a arrimar el hombro en algo tan sencillo como darle a Ares la llave que le abriría ese mundo tan maravilloso, y tan necesario.
Mientras tanto, la sirenita, en un rinconcito del ancho mar, se había montado un blog analógico. Había puesto un corcho en el que iba colgando sus experiencias diarias, de modo que todo el mundo pudiera visitarlo y dejar sus comentarios y opiniones. La gente, que sabía que el gran rey tenía ADSL a 20 megas en palacio (al parecer bajo el mar sí que eran 20 megas reales), opinaba con crudeza sobre su actuación. Pronto el mar se fue llenando de otros blogs analógicos, foros analógicos, wikis analógicos... y de botellas con papeles enrollados en los que había escritos mensajes de 140 caracteres. Todos ofrecían su apoyo y ayuda a Ares, y el asunto de la llave del ADSL se mantuvo durante mucho tiempo como trending topic. Pero lo que nadie podía ofrecerle a la princesa era precisamente esa llave mágica... hasta que un día alguien se la ofreció:
Anonimo: @Ares yo puedo ofrecerte la llave.
Sebastian: RT @Anonimo @Ares yo puedo ofrecerte la llave.
PrincipeEric: RT @Sebastian RT @Anonimo @Ares yo puedo ofrecerte la llave.
Atina: RT @PrincipeEric>@Sebastian>@Anonimo @Ares yo puedo ofrecerte la llave.
Flounder: RT @Anonimo et al. yo puedo ofrecerte la llave.
Ares: d Anonimo cómo? dónde? cuándo?
Anonimo: d Ares déjate llevar por las Olas Google y encontrarás una botella-mail con el asunto “Hacker magic key”. sólo pido seguir en el anonimato
Así lo hizo. Ares encontró la botella, que era una botella mucho más grande que las otras, porque no tenía limitación de caracteres. Pero, lejos de lo que esperaba, no encontró en ella ningún tipo de instrucciones de dónde encontrar la llave, ni cómo fabricar una nueva, ni nada por el estilo. Lo que encontró fue lo siguiente:
Querida amiga,
Supongo que esperabas encontrar una fórmula mágica en esta botella. Tal vez te decepcione que te diga esto, pero si me preguntas “¿dónde está la llave?” sólo sabré responderte, canturreando, “en el fondo del mar matarile-rile-rile”.
En realidad el mensaje que quiero darte es mucho más importante que cualquier geolocalización o cualquier HowTo. Lo que quiero decirte es que TÚ tienes la llave. La tenías desde hace mucho tiempo. La llave es la actitud. Una actitud abierta y libre. La actitud de aprender, inventar y compartir.
¿Te das cuenta de que soñando con internet has construido tú sola y con la fuerza del meme una nueva internet sin cerraduras? Ése es el espíritu. Tú eres lo que solemos llamar un “hacker”: alguien que disfruta aprendiendo y enseñando lo que aprende. Alguien que ante la necesidad inventa cosas nuevas. Alguien que no soporta la falta de libertad, y ante esta, se reinventa a un sí-mismo más libre que el anterior.
También quiero decirte que Internet nació libre y neutral y debe seguir siendo libre y neutral. No debe estar encerrada bajo ninguna llave, ni al servicio de unos pocos, como tu padre. Tú has conseguido que siga siendo así. Tú has devuelto al reino del mar la confianza en los iguales, la importancia del peer to peer, la magia de la colaboración.
De todo corazón, y en nombre de tod@s, muchas gracias.
Ares comprendió rápidamente a qué se refería su amigo desconocido, dejó de preocuparse por llaves y cerraduras, y dedicó el resto de su vida a aprender y compartir lo que aprendía, y a asegurarse de que internet, el nuevo internet que entre tod@s habían inventado, siguiera siendo libre y neutral. Con el tiempo acabó convirtiéndose en reina, y nunca volvió a haber una puerta cerrada bajo el mar.
este cuento forma parte de la iniciativa ‘cuentos 2.0′. si te ha gustado, no deberías perderte caperucita 2.0 del padre de la idea, @juanjomunoz, blancanieves 2.0 y los 7 microbloggers de @gregoriotoribio, la bella ausente 2.0, de @onio72, hacksel y geektel de @nihillo, rapunzel 2.0 de @vimpela, el juego del escondite, de @jlcastilloch., y pulgartuito, de @tonisolano. puedes también seguir las últimas noticias de la iniciativa en el hashtag #cuentos20.